jueves, 31 de enero de 2008

Por el Gozo

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Photograph | Inuit & kayak, Coppermine River, NT, 1917(?) | MP-0000.597.459

Con su aspecto rápido e inestable, los kayaks de los Caribou Inuit y de los Igloolik Inuit a finales del siglo XIX me han llamado la atención desde que los conocí. Buena parte de la culpa la tienen sin duda los delgados cuernos en que acaban popa y proa. Contribuyen a crear una imagen de barco extremadamente largo, estrecho y grácil y, al menos a mis ojos, le añaden un punto levemente excéntrico. Su función no me resultaba obvia y me parecían casi un adorno, una rareza en embarcaciones de reputación tan eminentemente utilitaria como los kayaks árticos tradicionales.


En realidad, de acuerdo con los estudios de Eugene Arima, los cuernos son muy útiles y desempeñan numerosas funciones. Muchas parecen relacionarse con la falta de estabilidad de kayaks estrechos y de casco redondeado. Por ejemplo, permiten a un asistente estabilizar la delgada y nerviosa embarcación al entrar y salir del agua. El cuerno de popa de un kayak que acude al rescate tras un vuelco ofrece en su base un lugar donde agarrarse a la víctima y el del kayak volcado puede (una vez enderezado) sujetarse bajo el brazo del rescatador permitiendo a este remolcarlo. En las bases de los cuernos se apoyan los travesaños usados para unir dos o más kayaks y formar así las balsas necesarias para enfrentar mala mar o transportar bienes con kayaks tan estrechos. Me pregunto si será casual que los kayaks del delta del McKenzie, con algunas características similares, también tuvieran cuernos. Del extremo del cuerno de proa, se pueden colgar dos adornos rojos en forma de cuchara para que se mezan ahí alegremente como kuviahunnihautik ("por el gozo").




Me ha gustado esta última función. Indica que navegar por el placer de hacerlo era algo reconocido por los usuarios tradicionales de estos kayaks y tenía su lugar entre los usos más directamente prácticos, inevitablemente dominantes. Por algún motivo, me gusta pensar que no sólo material y técnicas tienen raíces en la tradición ártica, sino también lo que yo considero el espíritu del kayak de mar como lo practicamos hoy.

Si lo piensas un poco, era de esperar.


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viernes, 18 de enero de 2008

Conexión

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Una discusión en el foro ha derivado en interrogantes sobre posibles conexiones históricas hispanas con los kayakistas del Artico. Se mencionó la exploración española de la costa Noroeste de Norteamérica, sus trazas en la toponimia actual del área y los posibles contactos entre esos exploradores y kayakistas nativos. Un surfeo apresurado de la Red indica que, cuando menos, esta presencia sería el origen de una suerte de "Spanish Connection" en el mundo del kayak de mar.



Entre los modelos de travesía de las prestigiosas y aterradoramente caras palas Werner destaca por popularidad y galardones el modelo "Camano". Hasta no hace tanto, aparecía también otro llamado "San Juan". Ambos reciben sus nombres de dos islas, no muy distantes entre sí (situadas respectivamente en Puget Sound y el extremo Sur del Estrecho de Georgia). "Camano" resulta ser lo que el tiempo y los angloparlantes han hecho del apellido del explorador Jacinto Caamaño Moraleja, en cuyo honor se nombró la isla. A su vez, San Juan honra al entonces virrey de Nueva España y decidido impulsor de la exploración de la costa Noroeste, Juan Vicente de Güemes Padilla Horcasitas y Aguayo, segundo Conde de Revillagigedo, a través del santo de su nombre.

Indirecta, mera curiosidad y totalmente fuera del ámbito del kayak de mar tradicional, pero conexión al fin. Quizá sea un signo de que hay más y mejor.

jueves, 17 de enero de 2008

Tradición Inflable

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Los avances en el diseño y materiales de los kayaks hinchables están proporcionando cada vez en mayor grado elevadas prestaciones a los palistas atraídos por la portabilidad, ligereza y facilidad de almacenamiento de estos modelos. Por si algo faltaba, parece que también cabría alegar vínculos con prácticas árticas tradicionales.

martes, 15 de enero de 2008

Primeras

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Tras casi dos meses de palear sólo mentalmente (gracias a una astuta sucesión de catarros, líos y mal tiempo), el jueves hice algo del bueno, del real. A pesar de pronósticos meteorológicos preocupantes, el clima se mostró benigno y resultó una excursión estupenda.

Meditando un poco, me dí cuenta de que esta salida reunía un elevado número de "primeras veces" para mí. No sólo era la primera del 2008, más importante es que era mi primera por encima de 20 km. Bastante por encima, de hecho, ya que nos proponíamos una ruta de algo más de 42 km, ida y vuelta. Además, era mi estreno de mis flamantes mukluks de Chota, de palear con guantes, del Embalse de Bolarque y, aunque con Jaime (aka Borrasca) ya había hecho alguna salida, a los otros dos miembros del grupo sólo los conocía del foro. Ah, y sólo por casualidad, cosa de un par de horas, no estrenaba también pala.




Con tanto experimento simultáneo, casi esperaba que alguno fuera fatal. Bueno, me alegra decir que no fue así. Dado que salimos algo más tarde de lo proyectado en principio y que quisimos regresar al coche con luz, Jaime y yo hicimos al final algo menos de 40 km (Sergio y Arturo, nuestros compañeros más animosos y más veloces, extendieron la excursión en unos 5-6 km más), pero no me encontré especialmente cansado y, para mi total sorpresa, al día siguiente los hombros y los brazos no me molestaban en lo más mínimo. Si "notaba" los trapecios, romboides y oblicuos (en ese orden), pero nada especial tampoco. Arturo y Sergio demostraron ser unos tipos de lo más majo. Las mukluks se comportaron de maravilla, manteniéndome los pies calientes y secos y, aunque no me entusiasmó la sensación de mástil más grueso que produjeron los guantes, lo considero un compromiso perfectamente aceptable a cambio de manos más calientes.



Bolarque resultó ser un lugar precioso. Solitario, tranquilo y rebosando calma, exhibió un paisaje magnífico, agua clara y montones de pájaros. Había fochas, ánades reales (azulones y pardas, que les llamaban en mi tierra) y cormoranes a cientos, pero también ánade friso y algún porrón común, abundantes garzas reales, martines pescadores y buitres en los paredones de las orillas. La niebla que nos acompañó la mayor parte del día le prestaba al sitio un aire melancólico my favorecedor a mi juicio. Jaime y Sergio lo registraron en un número de fotografías, incluidas las que amablemente me han dejado para ilustrar esta entrada.

En resumen, una excursión fantástica. Lo tomaré como un buen presagio para el 2008.

sábado, 5 de enero de 2008

Con un poco de ayuda...

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Model plane |  | M978.75.26

No precisamente de mis amigos (salvo del modo indirecto y difuso en que el mero hecho de tenerlos ayuda en todo), pero mi pala groenlandesa avanza y ello, en gran medida, se debe a la ayuda que recibo. Procede sobre todode dos fuentes. Primero el Foro Kayak de Mar donde amables expertos han posteado el equivalente a útiles tutoriales sobre ajuste y uso de herramientas, trabajo de la madera en general y construcción de palas groenlandesas en particular. Mi pala en producción y yo somos prueba viviente del valor práctico de la sabiduría que puede encontrarse allí, ya que esa es prácticamente la única instrucción que he recibido en estos temas. Uno de estos días divagaré sobre el foro de manera más extensa. El que avisa...

Carving |  | M978.75.32

Además, una ayuda sustancial la proporcionan las herramientas mismas. Sin experiencia previa alguna, puedo no ser el mejor juez. Seguro que un experto encontraría defectos en el filo de mis cepillos y bastrenes, pero puedo asegurar que estoy haciendo cosas de las que dudaba ser capaz. Al menos, no sin abundante sufrimiento y frustración Cosas tan básicas y simples que me avergonzaría contarlas aquí, por supuesto, pero para mí es un avance significativo. El tiempo que dediqué a ajustar los útiles esta rindiendo beneficios ahora. Estamos construyendo una relación y me esta permitiendo una mirada a los orígenes del respeto y el cuidado que los auténticos artesanos muestran hacia los instrumentos de su labor.

Model saw |  | M978.75.31

Usar herramientas y ver como hacen lo que se espera de ellas de modo consistente está resultando gratificante y, además, un vívido recordatorio de nuestra dependencia de ellas. Dejaré a los antropólogos culturales el desarrollo de ese tema, pero ahora he experimentado en mi carne como las buenas herramientas pueden alegrarte el día tanto como las malas darte un disgusto. Y esto es sólo una afición. Si los utensilios se emplean para producir los medios de ganarse el sustento, supongo que el interés en ellos se vuelve más profundo que mi asombro ocioso. Imagino que la atención que las herramientas europeas para el trabajo en madera parecen haber atraído de los tallistas Inuit puede estar relacionada con esto.

Compass |  | M978.76.28

Los Inuit produjeron abundantes tallas de marfil destinadas al comercio con los occidentales. Además de temas nativos, las tallas reproducían con frecuencia objetos extranjeros, por lo común en minucioso detalle. La variedad de estos objetos es notable e incluye herramientas para la madera. Aunque no tan abundantes como los numerosos modelos de rifles y cuchillos en mi repaso de los materiales en la Red (rápido y nada sistemático, desde luego), dichos modelos de herramientas fueron, sin embargo, bastante comunes.

Model drill |  | M978.75.33

miércoles, 2 de enero de 2008

Esquimotaje II. Kitunarautaq: más detalles.

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Hace dos entradas divagaba acerca de los trucos que los kayakistas de la Isla del Rey usaban para esquimotar. En particular, me preguntaba sobre la conexión entre palista y kayak (imprescindible para transmitir las fuerzas que el kayakista genera) en barcos tan amplios. Bien, los tesoros de la Red y un poco de suerte han aclarado dudas.

El número 4 del Volumen XIII del Journal of the American Whitewater Affiliation (primavera, 1968), contiene un artículo de John Heath describiendo los kayaks de la Isla del Rey y su uso práctico. La información de interés (al menos para mí) abunda. Entre otras cosas, se nos informa de que el palista se sentaba en el centro de la espaciosa bañera, sin apoyar la espalda en ninguna parte, y que la unión kayakista-barco se conseguía flexionando las rodillas para encajarlas en el primer bao anterior a la bañera. Mi duda queda resuelta.



Además, el artículo contiene una descripción detallada de la técnica de esquimotaje, gráficas explicativas incluidas. El palista procuraba siempre volcar hacia estribor sosteniendo la pala de una sola hoja horizontal y frente al cuerpo, con la hoja a babor y paralela a la superficie del agua. De este modo, la pala entraba en el agua con el puño por delante y a lo largo de su eje vertical, haciendo más difícil su desplazamiento o pérdida durante el vuelco. Al terminar éste, el palista se encuentra con los brazos extendidos bajo su cabeza en el agua y la pala a su izquierda y en ángulo recto respecto al kayak. La primera parte de la maniobra tiene como objeto devolver la pala a la superficie. Ello se consigue con un barrido ascendente hacia la derecha que cruzaba la cubierta y, tras trazar un arco de 225 grados, terminaba con la pala en el lado opuesto, cerca de la superficie y ligeramente detrás del palista.



La recuperación acababa con un nuevo barrido de 90 grados hacia delante, con la hoja manteniendo siempre un cierto ángulo de ataque, seguido de un apoyo hacia abajo. Maniobra que, de acuerdo con John Heath, es similar al final del esquimotaje Steyr (Pawlata de atrás hacia delante) o al de barrido inverso de Groenlandia. Heath menciona también como ventajas del esquimotaje de la Isla del Rey la distribución del esfuerzo a lo largo de más tiempo (bueno para un palista cansado) y la habilidad que proporciona para lidiar con vuelcos que dejan la pala a cierta profundidad.



Una vez más, la Red ha acudido al rescate de mi curiosidad. Y, una vez más, ha contestado algunas preguntas y ha originado otras. En concreto, he sabido que en un artículo que publicó en Sea Kayaker en invierno de 1986, John Heath describía las técnicas de esquimotaje de la Isla de Nunivak y el Golfo de Kotzebue, también en Alaska. En este último se halla la frontera entre dos grandes tipos de kayaks, los relativamente anchos y cortos del Mar de Bering al sur y los largos y estrechos del Norte de Alaska al norte y al este. No puedo evitar preguntarme de cual de ellos se trata. La referencia a que la maniobra en Kotzebue se realizaba también con la pala de una sola hoja, aunque se prefería la de dos hojas para uso general, resulta intrigante, ya que los kayaks del norte de Alaska se solían usar con pala doble.

Desgraciadamente, el pertinente ejemplar atrasado de Sea Kayaker está agotado.